Hay muchas maneras de no aceptar a los demás como son. Una de las más comunes es enfadarnos por como una persona es o como una persona actúa, y quiero ilustrarlo con un ejemplo:
Si me enfada que mi pareja sea de una determinada manera (lento, nervioso, introvertido, hablador, independiente…) ese enfado lo que me viene a decir es que yo creo que mi pareja no debería sera así, debería ser de otra manera distinta.
En realidad me enfado porque mi idea de como “debería” ser mi pareja no coincide con la realidad. No es la forma de ser de esa persona lo que me hace enfadarme, sino lo que yo pienso respecto a ello.
La realidad es que yo no puedo hacer absolutamente nada por cambiar a nadie. Por muchos años que invierta intentando cambiar a mi pareja (o mi madre, o mis hijos…) no voy a poder hacerlo.
Ellos cambiarán cuando decidan hacerlo, cosa que puede ocurrir pasado mañana, el año que viene o NUNCA. No sabemos cuando ésto puede ocurrir ni si va a ocurrir, así que, en principio, mejor no contar con ello.
A pesar de ser ésto así, muchas personas nos dedicamos toda la vida a intentar cambiar a las personas que tenemos alrededor porque creemos que deberían ser de otra manera. Esta pelea con lo que los demás son no provoca otra cosa que frustración y sufrimiento para ambas partes.
Nosotras nos frustramos porque no conseguimos lo que queremos (que el otro sea distinto a como es) y el otro se siente rechazado en mayor o menor medida, porque le llega el mensaje de que tal y como es no está bien.
Y yo me pregunto… ¿quién soy yo para decidir como deberían o no deberían ser los demás?
Vale, pero si no puedo cambiar a los demás… ¿qué hago con las cosas que no me gustan?
Yo no puedo cambiar a nadie, lo que sí puedo hacer es gestionar lo que a mí me pasa en presencia de esas persona que es así o que hace eso que a mí me molesta que haga.
Quizá mi pareja tiene una forma de comunicarse que para mí sea demasiado contundente y me gustaría que me hablara de forma más suave. En ese caso primero puedo decirle cómo me siento y qué necesito… en definitiva pedir aquello que mejoraría la relación.
“Cuando me hablas de esa manera me siento rechazada y me gustaría que me hablaras de una forma más suave”.
Ten en cuenta que es una petición (no una exigencia). Esto quiere decir que el otro esta en su derecho de acceder o no. Incluso aunque lo entienda y quiera complacernos, puede ser que a la hora de la verdad esa persona no sea capaz de hacer lo que le pedimos (acuérdate de lo fuertes que pueden llegar a ser algunos automáticos!).
Si funciona y tu pareja toma consciencia de ésto, maravilloso. Pero si no ocurre eso, lo único que puedes hacer es ocuparte de la parte que sí depende de ti ¿qué te pasa a ti con esa forma de hablarte? ¿qué límites necesitas poner o qué cosas necesitas hacer?
A lo mejor necesitas parar la conversación cada vez que te sientas incómoda, a lo mejor te quedas tranquila si lo expresas cada vez que tengas esta sensación, a lo mejor necesitas cambiar tu forma de dirigirte a él, o incluso puede que necesites dejar la relación… Aquí cada una según sus necesidades y su creatividad.
Lo importante es dejar esa pelea interna que llevamos con la forma de ser o de actuar de los demás. Como digo, esta es una actitud interna. Soy yo la que tengo una lucha interna, yo la que no tengo paz. Así que suelta esa pelea. Libérate…
El mayor acto de amor hacia otra persona es aceptarlo tal y como es.
¡¡Qué acertado y qué bien viene tener esto presente!!
Si alguien me trata mal, abusa de mi persona, es chulesco, borde, cínico o en resumen un gilipollas patológico ¿también lo tengo que respetar?
Y a todos los que me dañaron en el pasado con abusos, insultos, desprecios y hasta con violencia física, también tengo que aceptar como son?
Espero que esta vez sí me responda.
Hola Alejandro! Yo no tengo que aguantar que nadie me trate mal, por supuesto que no. Tengo derecho a defenderme, alejarme o poner un límite ante un maltrato, siempre. Yo me refiero a que las personas somos respetables, en el sentido de que merecemos respeto, pero nuestras acciones no siempre lo son. Cuando hablo de aceptar a alguien tal como es, me refiero a su ‘forma de ser’. Una agresión, insulto, desprecio, maltrato físico… no forma parte de la forma de ser de nadie. Esto es un comportamiento, generalmente fruto de la mala gestión de la ira, pero no forma parte de lo que una persona ‘es’. Yo puedo ser más tímida, más habladora, más fría, más iracuanda (en el sentido de que siento ira, pero como luego gestione esta ira es otra historia), más cercana, más risueña, más seria, más mental, más emocional… Me refiero a la personalidad. En ningún momento pretendo decir que hay que aceptar comportamientos agresivos o maltratos de nadie. Espero que haya quedado más claro.