Hablamos mucho del autocuidado, y en este aspecto nos centramos en cubrir nuestras necesidades básicas (comer mejor, descansar más…) y muchas veces nos olvidamos de otras muchas facetas que también son importantes.
Para mí se trata de decirnos a nosotras mismas, con nuestras acciones, con nuestro trato, que somos valiosas, que nuestras necesidades son importantes.
Para ello se me ocurren muchas cosas que podemos hacer en nuestra vida diaria y que muchas veces no las percibimos como formas de cuidarnos. Hoy quiero compartir contigo algunas de ellas:
- Hacer aquellas cosas que tenemos pendiente hacer, que vamos posponiendo y que vienen a nuestra cabeza una y otra vez. El tener estas cosas pendientes nos quita energía y nos provoca malestar. Cada vez que nos viene a la cabeza un pensamiento del tipo “mierda, tengo que hacer X”, sentimos incomodidad, y aunque no sea nada grave, mejor quitarlo cuanto antes de nuestra vida y además hacerlo con la intención de cuidarnos.
- Ponernos la ropa que más nos gusta para los días normales. Yo muchas veces me encuentro reservando mi jersey favorito para los días especiales, por miedo a que se estropee si me lo pongo o lo lavo mucho, y cuando tengo que hacer cambio de ropa me doy cuenta de que es el que más me gusta y el que menos me he puesto! Ahora no… ahora me lo pongo cada vez que lo veo colgado en el armario y lo hago con la conciencia de que yo merezco llevar puesto lo más bonito. Igual que con la ropa hago con todo, me bebo la infusión en la taza que más me gusta, me compro ropa interior nueva cuando la mía se estropea… en el fondo es tratarme como a una persona valiosa y eso para mí es cuidarme.
- Tomarme el aseo personal como una forma de autocuidado. Reconozco que muchas mañanas me da pereza el ritual de ponerme las lentillas, lavarme la cara, echarme crema… pero cambia mucho mi sensación si lo hago con la conciencia de que me estoy cuidando, de que me estoy dando cariño mientras lo hago. Por ejemplo, si me estoy echando la crema, pongo conciencia en que me estoy acariciando, o si me estoy duchando, paso la esponja con cariño por mi cuerpo. Aprovecho el aseo personal para proporcionarme amor a mí misma. A veces no hace falta que cambiemos las cosas que hacemos, sino hacerlo con otra intención.
- Hacer las cosas desde el disfrute. Cualquier cosa, desde barrer hasta beber agua, leer o estudiar. Siempre se puede encontrar algún pequeño placer, algo que disfrutar de lo que estamos haciendo. Como decía en el punto anterior, no es tanto lo que hacemos, sino la intención y la energía con la que lo hacemos. Para darnos cuenta de cómo hacemos las cosas necesitamos parar a sentirnos. ¿Cómo estoy ahora mismo? ¿Acelerada? ¿Agobiada? Incluso puedes preguntarte a lo largo del día ¿Estoy disfrutando? Porque si no disfrutamos de lo que vamos haciendo durante el día ¿qué sentido tiene nuestra vida?
¿Y tú? ¿Qué formas tienes de cuidarte? Cuéntame en los comentarios!







