Seguro que te ha pasado que alguien te está diciendo algo, pero a ti no te llega, no terminas de creerlo porque hay muchas señales (acciones, lenguaje no verbal…) que te indican lo contrario.
Por ejemplo, una persona te dice que tiene muchas ganas de verte, pero no te llama nunca ni intenta ponerse en contacto contigo de ninguna manera. Lo más fácil entonces es que no creas a esa persona, pues, aunque sea verdad que tiene ganas de verte, con su actitud te está demostrando otra cosa diferente de la que dice.
Digamos que esa persona te estaría enviando un doble mensaje, por un lado lo que dice y por otro lo que hace, y ambos mensajes se contradicen. En este caso ¿cuál de los dos mensajes creerías?
Lo mismo ocurre si una persona dice querernos mucho, pero luego nos falta al respeto, nos humilla o nos ignora. ¿Cuál de los dos mensajes vamos a creer?
Pues de la misma manera actuamos con nosotras mismas. Podemos decirnos todo tipo de cosas maravillosas, “soy estupenda”, “me amo a mi misma”, “soy una mujer valiosa”… pero, ¿qué mensajes nos enviamos con nuestra actitud hacia nosotras mismas? ¿estamos contradiciendo esos mensajes que nos decimos?
Si yo me digo que soy una mujer valiosa y luego no me atrevo a expresar mi opinión porque seguramente lo que voy a decir es una tontería o no es suficientemente interesante, me envío el mensaje contradictorio de que lo que yo pienso u opino no tiene valor. Y ¿cuál de los dos mensajes voy a creer?
Si yo me digo que merezco todo el amor y el respeto, pero luego soy yo la primera que no me respeto, ignorando o posponiendo continuamente mis necesidades, me envío el mensaje contradictorio de que mis necesidades no merecen ser atendidas ni respetadas. Y ¿cuál de los dos mensajes voy a creer?
Así que es muy importante que comencemos a darnos cuenta de la actitud que tenemos con nosotras mismas y de cómo nos tratamos, para que podamos ser conscientes también de todo lo que nos estamos diciendo con ese trato.
Si empiezo a tratarme de forma diferente, me empezaré a enviar mensajes positivos sobre mí misma. Si empiezo a respetarme, me estaré diciendo que merezco respeto. Si empiezo a cuidarme y tratarme bien, me estaré diciendo que merezco ser bien tratada. Si yo me hablo con cariño, me estaré diciendo que merezco que me hablen con cariño y respeto….
Empieza a poner conciencia a tu propio trato hacia ti misma y entenderás parte de tu sensación de falta de valía y amor por ti misma.