Aprender a detectar los juicios
A veces es muy sutil, parace que el otro está ejerciendo el derecho a expresarse, a hablar de lo que siente, pero entre medias se cuelan acusaciones y juicios.
No me tienes en cuenta, por un oído te entra y por otro te sale, no te importa nada, pasas de todo, yo lo estoy pasando mal y a ti te da igual…
¿Sueles usar frases de este tipo? ¿Las sueles recibir? ¿Cómo te sientes al escucharlas?
Es normal que te sientas atacad@, porque la verdad es que lo estás siendo, estás siendo acusad@.
La persona que se dirige a ti está haciendo interpretaciones a partir de tu comportamiento. Además de ser interpretaciones (y no la realidad subjetiva), al hacerlas te descalifica.
ANTE UNA AGRESIÓN NOS PODEMOS SENTIR CULPABLES
Puede ser que no seas consciente de esta agresión y que en lugar de eso te sientas culpable e inapropiad@. En ese caso te estás cuestionando tú en lugar de cuestionar al agresor.
¿Seré yo el/la que lo hace mal? ¿Hay algo malo en mí que hace que el otro se enfade?
Si sueles pensar así, tendrás que aprender a cuestionar a los demás y no hacerlo solo contigo.
¿Será que me están agrediendo? ¿Esta persona que tengo enfrente está haciendo acusaciones sobre mí? Porque en ese caso está siendo agresiva conmigo y yo no quiero eso para mí.
PONER LÍMITE A ESTAS AGRESIONES
Si ya estás en este punto en que puedes reconocer al otro como agresor, entonces ha llegado el momento de ver qué quieres hacer con eso.
En caso de ser una persona prescindible en tu vida, quizá puedas alejarte y ya está.
Si no es ese el caso, tendrás que ver cómo lidiar con las acusaciones de esta persona que parece que tiene una forma destructiva de gestionar su enfado.
Tendrás que darte cuenta de que tienes capacidad para defenderte. Ya eres adult@ y puedes decidir lo que quieres escuchar y lo que no. No es necesario hacer grandes aspavientos, basta con un “mira, me estoy sintiendo acusad@ y así no quiero seguir hablando”.
EL MENSAJE DETRÁS DE LAS ACUSACIONES
Si nos sentimos de humor incluso podemos escuchar el mensaje detrás de esas acusaciones. Es interesante y nos ayuda a empatizar con el otro. Puedo escuchar que quizá esta persona tiene una necesidad no satisfecha, por ejemplo de reconocimiento, de cariño, de apoyo… El tener esta necesidad sin cubrir le provoca rabia, el problema es que en lugar de manejar esta rabia de manera constructiva, la transforma en acusaciones hacia ti.
Si has podido escuchar el mensaje más allá de las agresiones, puede ser muy útil nombrarlo, incluso validarlo: “escucho que necesitas más apoyo por mi parte, pero de la forma en que lo expresas me siento acusada y me sale ponerme a la defensiva”.
En resumen, te sigo queriendo en mi vida, pero necesito poner un límite cuando te pones a acusarme. No espero que tú dejes de hacerlo, eso no depende de mí, así que ya me ocupo yo de cuidarme cuando tú te pones en esas.
Si soy capaz de cuidarme y respetarme cuando el otro entra en la acusación, no necesitaré que el otro cambie, ni siquiera necesitaré enfadarme por haber sido agredida, porque he podido defenderme y decir ‘hasta aquí’.
Ya soy mayorcita, así que ya me cuido yo sola.
Si tú también quieres aprender a cuidarte sola, yo te puedo acompañar a través de la terapia individual o de nuestro grupo gratuito de desarrollo personal online.
Un gran abrazo.