Igual que tenemos a nuestra niña interior, tenemos también a nuestra madre interna. Esta madre interna corresponde a la parte de nuestro auto-cuidado. Cuando nos atendemos, nos mimamos, nos cuidamos, satisfacemos nuestras necesidades, o sentimos compasión por nosotras mismas, nos estamos maternando.
Tenemos esta capacidad para maternar y podemos hacerlo con un hijo, con una amiga o con nosotras mismas.
El problema es que vamos a interiorizar la calidad de cuidado y buentrato que nosotras mismas hemos recibido, principalmente por parte de nuestra madre.
Interiorizamos el trato recibido y después somos nosotras las que seguimos perpetuándolo, tanto el buen como el maltrato.
Si nuestra madre nos ignoraba cuando le contábamos algo, si no nos veía, si no tenía en cuenta nuestras necesidades… ahora nosotras seguiremos haciéndonos lo mismo.
Nuestros problemas actuales ya no son con nuestra madre de ahora (aunque siga haciéndonos lo mismo), sino con la madre de entonces que es la que ahora vive en nosotras. Y ésta es la que necesitamos sanar.
Insisto en esta idea. No necesitamos que nuestra madre cambie en lo más mínimo (y menos si somos ya adultas). Lo que necesitamos es sanar nuestra representación interna de ella.
Esa madre interna ya va con nosotras, vayamos donde vayamos. Así, nos podemos independizar de nuestra madre actual físicamente, e irnos lo más lejos posible, pero mientras no nos independicemos emocionalmente, de poco nos va a servir.
¿Y cómo hacemos eso? Revisando ese maltrato que hemos interiorizado y que seguimos sufriendo.
El primer paso es darnos cuenta de ese auto-maltrato. Hacerlo consciente y reconocerlo, pues no puedo cambiar algo que no veo. El segundo paso es tener la voluntad de cambiarlo, y así, cada vez que me doy cuenta de mi auto-maltrato, lo abandono en ese mismo momento y comienzo a hacer algo diferente y respetuoso conmigo misma.
Voy educando a esa madre interna para que vaya siendo una madre amable, respetuosa y amorosa. Una madre que ahora nos puede dar todo aquello que de pequeñas necesitábamos y no pudimos tener. Eso ya acabó y ahora, por suerte, ya todo depende de mí.
Y tú ¿qué tipo de madre interna quieres tener?
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En este grupo vamos compartiendo nuestro día a día a la vez que vamos trabajando distintos temas de desarrollo personal ¿te vienes?