Lleva unos días rondándome la cabeza el tema de la aceptación. Aceptación hacia mí o hacia el otro, es lo mismo. Lo que es dentro es afuera (me encanta esta frase).
¿Hasta qué punto me acepto? Cuando creo que ya he conseguido aceptarme a un nivel “aceptable” voy a darme cuenta de que no es así. Aparece algo nuevo o algo que tenía olvidado y resulta que me estoy peleando otra vez.
No es una gran pelea, pero lo suficiente para dar la lata. Intento ser diferente desde el esfuerzo, desde el “no debería ser así”, desde lo que no me sale natural y esto no me funciona.
Hay otro camino que es el de la aceptación, mucho más amable y más respetuosa conmigo. ¿Para qué hago lo que hago? ¿Qué beneficios me aporta en mi vida? ¿De dónde viene eso? ¿Cómo yo lo entiendo? Ah, que es por eso…
Puedes darle voz a eso haces, piensas o sientes, dejar que se exprese y te cuente de donde viene y para qué está aquí, tratar de entenderlo. Profundizar.
No quiere decir que te vaya a gustar que esté, pero la realidad es que está y puedes intentar entender para qué está y de donde viene. También puedes darle un espacio y permitir que sea (pues lo contrario es negarlo y otra vez pelear), acogerlo y recibirlo con cariño.
Cada vez que aparezca, como ya lo conoces bien, sonríes para adentro y piensas “aaah, ya estás aquí otra vez?”, como si fuera una niña traviesa haciendo de las suyas. Y desde aquí sí, desde aquí ya si tienes la libertad para elegir hacer otra cosa.
Pero no intentes saltarte todos los pasos anteriores.
Con los demás es igual. Puedes intentar que cambien, pero vuelves de nuevo a la pelea. El camino amable y respetuoso sería tratar de entender que están donde están y que hacen lo mejor que pueden con su nivel de conciencia actual.
No sabes de dónde vienen, no sabes cómo sienten, no conoces todas sus heridas. No tienes derecho a juzgarlos ni a decirles cómo deberían ser. ¿Acaso tú has vivido sus vidas?
Precioso articulo el de la Aceptación. Gracias Ángeles por tu gran labor.
Muchas gracias Marisol!