La autoestima se suele ver afectada cuando alguien con quien estamos en una relación decide que ya no quiere seguir compartiendo su vida con nosotras.
En estos casos, sentimos un dolor ante la pérdida. Una persona con la que hemos compartido varios años de nuestra vida, con la que hemos convivido, a la que puede que todavía sigamos queriendo, desaparece de nuestra vida. Y lo que nos toca es enfrentarnos a un duelo.
Tendremos que vivir nuestra crisis, acostumbrarnos a vivir nuestro día a día sin esa persona y ACEPTAR que esa persona ya no está, al menos como estaba hasta ahora. Todo esto nos puede llevar días, meses o incluso años, según la persona. Pero en cualquier caso es una etapa que hay que pasar en la que tendremos a la tristeza por compañera.
La tristeza, si le damos un espacio y nos atrevemos a sentirla, nos va a ayudar a curar esta herida y a aceptar la nueva situación que se nos presenta, que aunque no hemos elegido nosotras, no podemos cambiar.
Todo lo que acabo de describir son los que yo considero los sentimientos inevitables y necesarios ante una pérdida (igual cuando alguien termina una relación que cuando alguien muere). El problema es que muchas veces, junto con los antes descritos,aparecen otros sentimientos que vienen a añadir sufrimiento a una situación que ya de por sí es dura.
Hablo de los sentimientos de falta de autoestima que muchas veces vienen a acompañar una ruptura amorosa.
Lo más fácil (y también lo más infantil) es hacer una asociación del tipo “si no quiere seguir conmigo será porque no soy suficientemente buena”. Y el problema cuando tenemos este tipo de pensamientos es, en primer lugar, que no nos demos cuenta de que lo estemos pensando, y en segundo lugar, que no lo cuestionemos.
Este tipo de pensamientos son de machaque, de maltrato y de desvalorización de nosotras mismas. No soy capaz de retenerlo, habrá encontrado a otra mejor, no soy suficiente para él, soy una manipuladora, una pesada, una egoísta… ¿te suena?
Haz una lista de todos esos pensamientos que te vienen a ti a la cabeza. Escríbelos para hacerlos más conscientes, para que tus fantasmas se hagan reales y puedas mirarlos a la cara.
Y sí, ver ésto duele, pero te va a doler igual aunque no los veas, porque, aunque no seas consciente de estos pensamientos, sí vas a sentir el sufrimiento que te provocan. Y será aún peor, porque no sabrás de donde viene toda esa angustia y ese malestar. O pensarás que son la consecuencia de la ruptura, cuando no es así.
Por un lado está el dolor que sientes por el duelo, y por otro está todo el sufrimiento que TÚ TE PROVOCAS con tus pensamientos de autocrítica.
Una vez que seas consciente de todos estos pensamientos, cuestiónatelos. Te voy a contar algo que para mí supuso un antes y un después… NO ES CIERTO TODO LO QUE PIENSAS. Y una vez que aparece el pensamiento en tu cabeza, que ya lo has pensado, tienes el poder de aceptarlo o rechazarlo. Puedes decir “ESTO NO ES VERDAD” a algunos de tus pensamientos, sobretodo a aquellos que te provocan sufrimiento.
Te digo más, todos los pensamientos del tipo: no vales, no eres suficiente, que no mereces amor, nadie te va a querer… y todos aquellos en los que te criticas y te desvalorizas, son FALSOS. El problema es que tú los crees y vives y sientes como si fueran ciertos.
Te invito a cuestionarte esos pensamientos que tanto daño te hacen, a veces más que la propia pérdida. Para ello te dejo unas preguntas para que reflexiones:
¿Es realmente cierto que yo no valgo porque alguien decide no continuar una relación conmigo?
¿Entonces yo valgo según la gente que quiera tener una relación conmigo?
¿Si no tengo pareja, no valgo?
¿Quién determina lo que yo valgo?
Esta es sólo mi propuesta, pero tú puedes cuestionarte tus propios pensamientos a tu manera.
Escribe ese pensamiento que te hace daño, pon conciencia a cómo te hace sentir, busca evidencia en contra… y ELIGE NO CREERLO.