A algunas mujeres nos pasa que tenemos miedo a manifestarnos. Es una sensación bastante inconsciente, que suele pasarnos desapercibida hasta a nosotras mismas.
La cosa va así… estamos en un grupo, o con una amiga o mejor, una conocida a la que admiramos de alguna manera. Queremos gustar, caer bien y ser acogida. Queremos pertenecer y queremos que esa persona quiera acercarse a nosotras igual que nosotras queremos acercarnos a ella.
En algún momento, casi sin percibir este pensamiento, nos decimos que no somos suficientemente buenas. No vamos a gustar, o puede que digamos algo inadecuado o simplemente algo con lo que la otra persona no esté de acuerdo. En fin, que podemos desagradar a esa persona de alguna manera.
Y aquí viene el error y la traición a nosotras mismas, ya que por no desagradar al otro (de las mil y una maneras en que lo podría desagradar) simplemente no me manifiesto. No digo, no opino, no me dejo ser. Porque si soy yo puedo desagradar, puedo no gustar. Porque en mí hay algo erróneo, algo muy defectuoso por lo que podría ser rechazada. Así que cuento menos me vean, menos posibilidades de rechazo.
¿Te pasa esto en alguna medida?
A mí sí, me ha pasado y a veces me despisto y me sigue pasando… Y esto ya no lo quiero más en mi vida. Para mí ha llegado el momento de soltar y dejarlo ir…
Porque no me quiero traicionar más a mí misma.
Porque me puedo cuestionar esa creencia de no ser suficientemente buena y no darle credibilidad.
Porque estoy en este mundo para expresarme y para ser yo.
Porque no hay otra persona igual que yo.
Porque soy generosa cuando me comparto, cuando me doy. Porque lo que das es lo que recibes y yo quiero recibir mucho.
Porque no quiero esconderme más.
Porque sé que no puedo gustarle a todo el mundo y soy suficientemente madura para poder gestionar el no gustarle a alguien. Entiendo que esto es parte de la vida y cuando alguien me rechaza en realidad está rechazando esa parte de sí mismo que ve en mí.
Porque si no me muestro no puedo conectar con los demás. Lo que no se conoce no se puede amar. Y al mostrar nuestra vulnerabilidad es cuando dejamos ver nuestra parte más hermosa y podemos conectar de verdad con los demás.
Porque quiero sentirme libre.
Porque está bien como soy.
Porque me merezco todo el amor del mundo, empezando por el mío propio.
Y tú… ¿por qué ya no quieres dejar de expresarte?
Un abrazo.
Ángeles.
Qué bonito y qué profundo, Ángeles. Creo que es una constante para muchas de nosotras.
¿Y no es en el fondo una proyección de nuestra voz crítica interior? Yo he descubierto que no hace falta que me juzguen los demás, ya me juzgo yo misma…
Así que estoy en ese momento de aprender a aceptarme incondicionalmente.
Recomendaré tu artículo. Gracias