Me levanto temprano para meditar, para hacer ejercicio, luego trabajo, la comida se queda hecha la noche anterior, antes de comer pongo una lavadora, por la noche la recojo, cada vez que miro a mi alrededor la casa está llena de trastos, por cada cosas que recojo mi hija saca diez…
Al final del día nos sentimos agotadas, pero lo peor de todo es que no hemos disfrutado de nada de lo que hemos hecho. Hemos ido corriendo, pensando en lo siguiente que “tenemos que hacer” e intentando que el tiempo se alargue lo máximo posible. Pero nos hemos olvidado de DISFRUTAR nuestro día. Y yo me pregunto… ¿Si no lo disfruto para qué me sirve?
Si en algún momento del día te permitieras parar a sentirte (si es que te da tiempo) conectarías con una sensación de AGOBIO.
Agobio porque no llegas a todo, agobio porque están las cosas sin hacer, agobio porque la casa no está como te gustaría, porque empiezas a hacer diez cosas y no terminas ninguna. Es una sensación constante de ir con prisas que nos deja frustradas todo el tiempo, porque nunca llegamos a todo lo que nos gustaría hacer.
La realidad es que no hay tiempo material.
Conozco bien esta sensación. Más aún a raíz de la maternidad y desde que trabajo en casa y me administro yo mis tiempos.
Aquí entran también la exigencia y el perfeccionismo. Yo misma me exijo hacer más y más, voy cansada mental y físicamente por el desgaste emocional que me supone vivir así, y ese propio cansancio a la vez me hace tener menos energías para hacer TODO lo que tengo que hacer. Es una pescadilla que se muerde la cola.
¿Te suena todo esto? ¿Son así tus días? Los míos han sido así durante una temporada, hasta que me he decidido a parar.
Y esa es la invitación de hoy, a parar, a SENTIRTE y a darte el permiso de no llegar a todo (igualmente no vas a llegar, la diferencia es aceptarlo o machacarte por ello).
Te propongo pasar tus días de otra manera, con más disfrute y menos exigencia. Pero para ello necesitas SOLTAR, necesitas permitirte no llegar a todo.
Te invito a repetir internamente… RENUNCIO A LLEGAR A TODO.
Quédate ahí por unos momentos con la sensación que te produce decir esta frase. Empieza a parar desde ahora y permítete tu espacio para conectar con esta sensación.
RENUNCIO A LLEGAR A TODO. SUELTO.
Suelta la exigencia, suelta el perfeccionismo, lo que hay está bien.
No te estoy invitando a la dejadez. Te hablo de una actitud interna, de cómo tu vives tu día a día. Posiblemente en el HACER no cambie nada (puedes aprovechar el tiempo todo lo que quieras), pero tu SENTIR va a ser completamente diferente.
ASÍ QUE SUELTA YA. ASÍ ESTÁ BIEN…
¡Ay! Qué necesario y qué difícil, «el caos está bien». Pero sí, qué razón en cómo lo explicas. Gracias!
Me alegro mucho de que te sirva! Para mí este también está siendo uno de mis mayores aprendizajes últimamente 🙂